CUEVA DE LEONES

Nuestra casa , un punto de encuentro, un lugar "Común" Av. Arequipa 5255 Miraflores

miércoles, julio 12, 2006

JAURÍAS ¡

Espero les guste, sino, me avisan. Si quieren leer más sobre cualquier tema, pídanmelo.
Felicitaciones por la iniciativa, (¿?) y ahí va. (saludos a todos).(Y espero saber más de uds. a travez de este o de cualquier otro medio.).....

¡¡ Jaurías en Punta Hermosa ¡¡ Llamado a la unidad.
(Crónicas de un balneario abandonado)


7:45 am. Miércoles. Salió temprano para tratar de ganarle con algo bueno al dia. “A quien madruga Dios ayuda” pensaba. Son tiempos difíciles y no los puedo perder, algún trabajo ocasional resultará, una mano amiga siempre aparece. No he podido visitar a la familia el fin de semana, eso no es bueno, esta vez saldrá algo, se dijo. Seamos positivos. Tengamos fe y esperanza.
Luego de unas cuadras de andar alegre y respirando la fresca y saludable brisa marina, disminuyó el ritmo, no estoy en una carrera, reflexionó. Despacio se llega lejos.
Muy a la distancia, aparentemente debido al viento, se levantaba una extraña polvareda que le impedía ver que es lo que realmente ahí ocurría. Continuó caminando pensativo.
Cada vez estaba más cerca de aquel singular fenómeno: el viento levantando polvo en un sólo lugar. Bueno se dijo, será uno de esos remolinitos que se producen por estas latitudes. Tal vez me traiga suerte.
Pronto se percató que junto con el polvo escuchaba ruido. No pudo identificarlo inicialmente por su distracción y pensar en las buenas cosas que el dia traería.
Nunca imaginó la desventura (porque no fue aventura), que esa mañana le regaló.
El ruido aumentó. Eran ladridos. Aullidos.¡¡. Todo sucedió en un instante.
Cuando cayó al suelo ya era demasiado tarde.
Una jauría de perros de todas clases lo había derribado y se encontraba en una lucha desesperada por liberar su ropa limpia de la mañana, y más que nada su cuerpo cansado de siempre, de los feroces dientes de esos animales que grandes y pequeños, finos y chuscos, hambrientos y comidos y feroces y juguetones lo atacaban sin cesar. Gracias a Dios, o a la ayuda de los vecinos que escucharon los ladridos y también sus gritos, pudo liberarse con relativa rapidez de ese inesperado ataque. Mientras le preguntaban y se preguntaba si se encontraba bien, la jauría que ahora divisaba con claridad, se alejaba a campo traviesa. Fueron unos seis animales los que pudo calcular. Luego de pasado el primer susto y de recuperar el aliento y algunas otras cosas que perdió en el forcejeo, se preguntó: Como es posible que me suceda esto a mi?, carajo, es mala suerte. Se vió obligado a regresar a casa, a bañarse y cambiarse de ropa, y a tomar un vaso de agua. Descansó un poco y se dijo, debo volver a mi quehacer diario, a buscarme la vida hasta que lleguen tiempos mejores y olvidar lo sucedido. Miró su reloj. 10:15 am. Como? A quien madruga Dios lo ayuda, pero ya perdí la mañana. Quien tiene la culpa, pensó, los perros?, los dueños, si los tienen?, las autoridades?. Respuesta clara no encontró.
Verdaderamente es una situación permitida por una sociedad desunida, perdida en sus propias y personales preocupaciones, que no piensa realmente en el prójimo, los amigos, los vecinos, o los ciudadanos (porque los animalitos actúan por instinto, no intencionalmente ni a propósito). Estamos perdiendo el rumbo demasiado rápido. Donde están las autoridades a quienes corresponde controlar estas y otras situaciónes.
Estamos, se dijo, sólos en nosotros mismos. Malo.
Espero que ningún niño o ninguna abuelita pase por lo que yo pasé ese dia, porque no estará acá para contarlo, imaginó. Pensemos un poco en nuestro prójimo. No vaya ser que la vida se nos moleste y la próxima vez sea uno de nuestros hijos, de nuestras mujeres o de nuestros ancianos. Actuemos ahora. Mañana puede ser demasiado tarde. ( Y compremos un revolver, porsiaca ).
Esto sucede actualmente por todas partes en el distrito de Punta Hermosa, sino pregúntenselo a su vecino, o a quién esté a su lado ahora, ande, pregunte. Montones de perros juntos rondando y buscando que comer y también que jugar y joder. (Recordemos que no todos somos “viejos” amigos y astutos conocedores del balneario y sus habitantes, humanos y no humanos). Además, la fe y la esperanza puestos en ese día se perdieron. No permitamos que otras personas pasen por lo mismo. Recordemos que una mascota es maravillosa, pero una jauría callejera puede ser mortalmente peligrosa. Y sobre todas las cosas, que nadie tiene el derecho, directa o indirectamente, de casualidad o a propósito, de quitarnos la fe y la esperanza, puestas en la vida.
Ni siquiera por un dia. De eso sí estamos seguros. EL OBSERVADOR
FLV